La ineficiencia de los que dirigen se pone de manifiesto cuando hacen mucho ruido, representado por el sonido de las palabras y una casi total ausencia de los actos como representantes de realizaciones concretas. Hoy en nuestro país se debate el famoso 4% para el Ministerio de Educación y desde el corazón financiero del gobierno dicen que eso no es posible, argumentando imposibilidad económica, y la gente le responde que hay dinero para otra cosa.
Ese debate encaja perfectamente con el título de este trabajo, mientras menos recursos se le entregue al Ministerio de Educación, más nos acercamos a la ignorancia, alejándonos de los actos que pueden servir como ejemplo y agentes multiplicadores de bienestar y de buen vivir.
Resulta más económico para el país educar a niños y jóvenes con el 4% o más y hacerlos productivos que mantenerlos en una cárcel, donde quizás no se regeneren nunca. Parece ser que los ciudadanos conscientes tenemos una lógica diferentes a los políticos que en la oposición dicen los actos que hay que hacer y cuando llegan al poder se vuelven palabras.
Hay una frase atribuida al gran sabio chino Confucio, que vivió al mismo tiempo que Lao Tse, fundador del taoismo que dice: Que tus palabras nunca sobrepasen tus actos. Esa frase dice más o menos lo mismo, por eso es muy difícil encontrar un político que sea sabio y un sabio que sea político, el primero habla sin pensar y el otro piensa para hablar, más bien prefiere actuar, que es donde entiende que está la verdadera esencia de la vida y el ejemplo testimonial, que prefiere que se convierta el guía casi espiritual de la existencia humana.
Por otra parte resulta más fácil controlar un pueblo que lo único que ha hecho es escuchar y escuchar y no ha visto grandes realizaciones donde el ser humano se desarrolle y salga a la calle como un ser libre con conciencia suficiente para determinar hacia dónde debe ir.