Toda persona alberga en su interior el germen de triunfo y el del fracaso, siempre habrá uno que se desarrolla más que el otro, hasta llegar a imponer su estilo y reglas de vivir y actuar. Sería muy interesante que cada uno se preguntara quien domina en tu vida. El que domina nuestro accionar echó sus raíces muy temprano en nuestra existencia y se implantó en nosotros a través de la propia familia, el entorno y quizás desde la misma escuela.
¿Cómo se instaló el señor fracaso?
Su instalación se inició desde el mismo momento en que nos dijeron: no corras que te caes, no comas eso que te hace daño, sin haberlo comido, ten cuidado con estudiar mucho, que te puedes volver loco, deja la práctica de ese deporte que tu no das para eso; si se trata de una persona de color, eso no es para ti, tu no eres blanco, las hembras no suben en los árboles eso para varones, recuerda que tu abuelo era pobre, tu papá es pobre y tu no tienes otro camino, que ser pobre también.
Podríamos hacer una lista interminable de cosas negativas que nos van introduciendo, se van anidando en nuestro subconsciente y sientan las bases del fracaso, lo cual resulta muy difícil de desalojar de nuestro interior; es muy largo el trabajo que hay que hacer para darle su liquidación y despacharlo de nuestra vida.
Generalmente hay que hacer un préstamo grande al señor Triunfo que siempre está dispuesto a sacarnos de apuros para liquidar de nuestra vida ese señor tan negativo.
¿Cómo se instala el señor Triunfo?
Las buenas actitudes de la familia puestas de manifiesto en la crianza, especialmente en la etapa inicial, por eso hay que cuidar tanto la infancia. No fue en vano que el gran escritor inglés Charles Dickens escribió, que la mejor herencia que se lo podía dejar a una persona era una bonita infancia.
Esa bonita infancia tenía que estar cargada de mensajes positivos, por ejemplo: corre para que te pongas fuerte, aprende a comer de todo, estudia para que triunfes en la vida. Siempre enviar un mensaje positivo y hacerlo depositario de confianza en sí mismo, fortaleciéndole su creencia.
Cuando ese trabajo se inicia desde muy temprano el señor fracaso no tiene espacio en nuestra mente y nuestro corazón y llegar al éxito es cuestión de tiempo. Muchas personas creen que los grandes hombres y las grandes mujeres nacieron triunfadores y famosos, simplemente NO, de lo que estamos seguros es que fueron capaces de vencer todos y cada uno de los obstáculos que se le presentaron en la vida y no buscaron excusas, simplemente las cosas había que hacerlas y las hicieron.
El que ha sido educado con una visión triunfador, está mucho más y mejor preparado para enfrentar las tormentas de la vida, que a todos nos llegarán en algún momento de nuestra existencia. No ocurre que en aquellos donde el señor fracaso se encuentra cómodamente sentado en el interior de su cerebro, mente y corazón.
Si sientes que el señor fracaso te acompaña en tu vida, busca los fondos necesarios, liquídalo y tu existencia será más feliz y podrás alcanzar lo que desea en tu vida.
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