domingo, 11 de octubre de 2009

Investigación y Educación


Colaboración de Rafael Darío Herrera


El autor es Filósofo e Historiador y Subdirector del Archivo General de la Nación


Primera parte


En el ensayo Misión de la universidad (1930) que ya es todo un clásico del discurso pedagógico, el filósofo español Ortega y Gasset enuncia las funciones básicas del quehacer universitario: la enseñanza de las profesiones intelectuales y la preparación de los futuros investigadores. Las universidades dominicanas, sin embargo, se han limitado a la primera de estas funciones, es decir, a la pura docencia al tiempo que han marginado su función cardinal que es la de ser centros creadores de ciencia en los cuales se cultiva el quehacer científico y la investigación.

Con la masificación que experimentaron las universidades en la década de los ochenta, pero sobre todo con la creación de universidades que tenían como único fin el lucro de sus propietarios, fueron eliminadas las tesis de grado que constituían un requisito sine qua non para obtener un título y que contribuyeron al conocimiento de multiples facetas de la realidad dominicana. Muchas universidades instituyeron la política de publicar en libros y revistas las investigaciones más sobresalientes. Los cursos optativos a las tesis de grado o monográficos se han convertido simplemente en una fuente de ingreso más para las universidades que en nada fomentan la investigación.

La Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), por ejemplo, destinaba una porción significativa de su presupuesto para financiar institutos de investigaciones en la mayor parte de las ramas del saber: biología marina, medicina, antropología, botánica y otros, contando para ello con docentes que se dedicaban de manera exclusiva a la indagación científica. Uno de los institutos que llenó cabalmente su cometido con el que se concibió lo fue sin dudas el Centro de Estudio de la Realidad Social Dominicana (CERESD) de la UASD cuyas investigaciones contribuyeron a la intelección de los problemas sociales.

En el mismo se hallaban aglutinados investigadores de la talla de Franc Báez, José del Castillo, Roberto Cassá, Enriquillo Sánchez, Wilfredo Lozano, Luis Gómez Pérez (su Director), entre otros.

La mayor parte de los resultados de estas investigaciones fueron publicados por la editora universitaria, que también rescató del olvido una inmensa cantidad de textos que se hallaban sumidos en el olvido o de escasa circulación en la época en que fueron publicadas. Algunos institutos o Facultades de la UASD mantenían publicaciones especializadas como Ciencia o Ecos. Este era un componente clave de la universidad estatal que le permitía ejercer un liderazgo cultural en el país.

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