Es muy difícil para un físico tener una concepción absoluta de cosas importantes de la vida. La educación es una de ellas. No obstante, me atrevo a asegurar que la educación del país no está bien encaminada hacia un verdadero desarrollo. Por un lado se habla de competitividad, pero se ha “escogido” o ha sido impuesto un modelo económico basado en el servicio. Tratando de encontrar las ventajas de ese modelo e introduciendo en una ecuación al individuo en su componente social, humano, su concepción de la vida y otras cualidades no menos importantes, el resultado me da negativo cuando se trata de obtener resultados tangibles de un proceso educativo que tenga al individuo como punto focal.
Si tocamos un área medular del currículo dominicano como es la enseñanza de las ciencias naturales queda confirmado, sin tener que realizar una investigación profunda, que después de haber cursado niveles de ciencias naturales, ni maestros ni alumnos parecen haber comprendido científicamente su propio entorno para explotarlo inteligentemente, resolviendo los problemas fundamentales que se les presentan en la vida.
La metodología que en general se sigue niega la propia naturaleza fáctica de las ciencias naturales. No sabemos si la forma de aplicar el currículo en la parte metodología ha sido debidamente calculada para satisfacer el modelo económico que hemos tenido que recibir “con los brazos abiertos”. Esto más que una revisión metodológica requiere voluntad política para que haya coherencia entre las propuestas que aparecen en los programas de gobierno antes de las elecciones y los que se ejecuta cuando se llega al poder. El modelo de desarrollo que más conviene al país, no es la economía de servicios que quieren presentarnos como la panacea. Por ejemplo, para cultivar arroz se requiere un mayor conocimiento de ciencias naturales que para importarlo.
Si implementamos una metodología de la enseñanza de la ciencias basadas en el método de investigación y descubrimiento, ganamos: Individuos de pensamiento disciplinado y preparados para enfrentar los problemas que se presentan en la vida, estudiantes que ven la ciencia y la tecnología como parte importante de su formación cultural, satisfacción de curiosidades científicas y técnicas, posibilidad de acoplamiento entre el aprendizaje y los procesos productivos. Esas son partes de las bases de una verdadera competitividad.
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