sábado, 17 de octubre de 2009

Una juventud no comprometida


Los educadores estamos viviendo una etapa muy difícil tratando de formar jóvenes profesionalmente los cuales no tienen compromiso ni con ellos, ni mucho menos con la sociedad. Esto es mucho más acentuado en el sexo masculino que en el femenino; esa falta de compromiso ya está causando un auto desplazamiento. Creemos que es un tema que debe ser abordado con mucha seriedad y todo el rigor científico de la psicología y la sociología, para que le busquen una explicación a ese fenómeno de estos tiempos y por supuesto, buscar los correctivos de lugar.

Un estudiante paga una universidad cara, toma una carga académica y cuando tiene que retirar una o más asignaturas o se reprueba en ellas, no se lamenta, más bien se ríe de sus propias torpezas y su pobre actitud, tirando por la borda el irrecuperable tiempo y el dinero que parece sobrarle. Muchas veces he llegado a pensar que además de no sentirse comprometido consigo mismo y con la sociedad, actúa de manera irreponsable. Tengo la impresión de que la familia no hizo su trabajo en el momento en que había que hacerlo, porque a muchos se les ha hecho o se le está haciendo tarde.


No soy de los que defienden el pasado, pero tampoco tengo una bola de cristal para predecir el futuro, pero como marchan las cosas, el futuro es muy incierto. Me siento seguro al afirmar que cuando el mundo era bipolar en términos ideológicos, teníamos una juventud más comprometida con su propia superación, con su país y con la familia. Realmente el mundo no sabe cuanto ha perdido por querer tener un mundo monopolar, carente de ideologías y por supuesto de principios y de compromisos.


¿Podría el país poder contar con esos cuadros profesionales para salir del subdesarrollo o establecer una plataforma de investigación científica?, ¿estarían preparados para salir a realizar estudios a prestigiosas universidades extranjeras, para regresar al país a devolverle algo de lo recibieron? Lamentablemente son muchos los que afirman que hay que graduarse primero y aprender después. Son muchos los que después de recibir un título, se desvían del camino y se dedican a otras actividades que nada tienen que ver con la carrera que cursaron, muchas veces después de grandes tropiezos.


Ahí está el problema planteado, que cada quien saque su propia conclusión, pero antes observe su entorno cercano. De seguro que encontrará algunas muestras.


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