domingo, 16 de octubre de 2011

No hay premios ni castigos, sólo hay consecuencias

La gran mayoría de las personas viven en función de un premio, aún en nuestra niñez cualquier buena acción o comportamiento recibía una gratificación y cualquier mala acción recibía un castigo, que unas veces eran físicos y otras veces era de carácter psicológico. Para esa época la mayoría eran de naturaleza corporal,  así se manejaban las diferentes situaciones en el entorno en que nos desenvolvíamos. Sin embargo las cosas han cambiado y creo por la consecuencia de lo que hacemos o lo que nos pasa recibimos más premios que castigos, con esto no quiero decir que mi tiempo fue mejor, simplemente este tiempo es diferente y esta generación es diferente, diría bastante diferente a la nuestra.

Aun tratándose de una generación muy joven ha sido digna de estudio y de análisis muy profundo acerca de su comportamiento, estilo de vida y la forma de manejarse en el medio y no puede ser de otra manera, es la generación que nació con la tecnología, posiblemente junto con el biberón recibió al Super Mario como video juego y otros juegos que se apoyaban en la tecnología, muchos provienen de hogares disfuncionales, de madres solteras, las cuales tienen que trabajar muy duro, conviertiéndose en verdaderas heroínas de la familia.

Aun es muy temprano para determinar las consecuencias de ese nuevo estilo de vida que se está imponiendo y que definitivamente constituirá el relevo generacional. A esta generación es que se le ha dado en llamar los nativos digitales en contraposición con la nuestra que somos los inmigrantes digitales. Están por verse las consecuencias de estos cambios tan drásticos que estamos experimentando y que tenemos que adaptarnos rápidamente, especialmente los que trabajamos con jóvenes en las escuelas y universidades.

El problema tiene consecuencias aun mayores porque los generadores de las nuevas tecnologías que están cambiando el mundo no ha sido producida por los nativos digitales, sino más bien por los inmigrantes digitales e impuesta mediante novedosas campañas de mercadeo a los nativos digitales, hay unas consecuencias que no podemos medir y no sabremos a quien premiar y a quien castigar en el futuro.

Hoy la Generación X a la que pertenezco se queja de los jóvenes de esta época, pero  la mayoría de los dispositivos tecnológicos que hemos puesto en los manos de los jóvenes y que están cambiando gradualmente la sociedad son frutos del esfuerzo científico de generaciones anteriores, claro está que los fabricantes de productos tecnológicos no están para medir consecuencias, sino para hacer dinero, lo que hará muy difícil poder castigar a alguien cuando un producto cause algún daño a largo plazo.

Consecuencias positivas, de acuerdo con los investigadores en el campo de la neurociencia está generación está mejor preparada  para hacer varias cosas a la vez, por eso los vemos escuchando música, chateando frente a una computadora con varias personas a la vez, con un libro abierto, no sabemos si están estudiando, pero al menos tienen un libro, viven en función de lo inmediato y  les gusta ser retribuídos por cualquier cosa que hagan, podemos seguir citando cualidades de la Generación Y; ese gran conglomerado social ha conseguido un mejor desarrollo de sus dos hemiferios cerebrales que la generación que le ha precedido.

Sería una temeridad de mi parte desafiar los resultados de investigaciones muy serias con respecto al comportamiento de esa generación, pero no dejo de preocuparme por las cosas que vivo a diario en las aulas universitarias, esperemos que sus consecuencias sean un premio para la sociedad y para ellos mismos, porque será difícil encontrar culpables y poder pedirles cuenta cuando se descubra que las cosas han salido mal.     

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