Inventos de origen chino:
El puente colgante, el motor hidráulico a pistón, la cadena de transmisión, el reloj mecánico, la esclusa, la imprenta, el lanzallamas, la junta universal o cardan y muchos más que han caido en el olvido y otros han sido sido sustancialmente mejorados.
Incubadora:
En el siglo VII, fruto de la observación zoológica de los reptiles protegiendo sus huevos, así como algunos pájaros, los egipcios desarrollaron la incubadora, lo que les permitió aumentar la producción de pollos. Originalmente utilizaban el calor que desprenden las hierbas al descomponerse. Todo invento de la antiguedad se inició de manera rudimentaria; hoy la ciencia y la tecnología le han dado el grado de perfección que han alcanzado.
Leche condensada y leche en polvo:
Con el objetivo de facilitar su transporte y almacenamiento de leche, el norteamericano Gail Borden imaginó, en 1851 la posibilidad de deshidratarla. Según las fases de operación, obtenía una leche condensada o en polvo. Fue patentada en 1856. La invención no suscitó ningún interés. Después de la guerra de secesión se encontró la importancia que tenía, asegurándole una gran fortuna a su inventor.
Gas natural:
La presencia de numerosas bolsas de gas natural, o metano, que afloraban en la superficie del suelo, y sus combustiones espontáneas sugirieron a los chinos de las provincias del sur su posible utilización e incluso, lo que es más llamativo, su explotación comercial. Su uso data del año 347 después de la era cristiana. Las canalizaciones usando bambú con asfalto se utilizaron para llevar el metano hasta las ciudades donde se utilizaba entre otras cosas para el alumbrado municipal, sin ninguna duda del primer ejemplo de iluminación a gas. También los viajeros lo utilizaron para iluminarse durante sus largos viajes. Desde el siglo I de la era cristiana los chinos sondean el suelo buscando fuentes de gas natural.
Inventado por Towneley en 1677. El primer intento de medir las precipitaciones atmósféricas parece que fue hecho por el inglés Richard Towneley, quien el año señalado, instaló sobre el techo de su casa un embudo para recoger el agua de lluvia y trasladarla por medio de una canalización a un frasco. Dividiendo entonces la cantidad de agua recogida por el número de pulgadas cuadradas de la superficie de la base del cono del embudo, de esa forma obtuvo la tasa e pluviometría.
Asepsia:
El desconocimiento de la existencia de las bacterias, y con mayor razón, de su poder infeccioso, hizo que la inmensa mayoría, si no la totalidad, de los cirujanos no practicasen ninguna regla de higiene en el tratamiento de los enfermos y en la manipulación de las heridas hasta ya avanzado el siglo XIX. Una de las consecuencias más trágicas de esta ignorancia fue la considerable mortalidad debida a la fiebre puerperal.
El auténtico precursor, si no de la asepsia, si al menos de la higiene, fue el irlandés Joseph Clarke, quien, desde los años 1790 en Dublin, había conseguido reducir las tasas de mortalidad por fiebre puerperal a base de mantener cierta limpieza en los locales de las maternidades. Su yerno Robert Collins llevó aún más lejos esta práctica, haciendo desinfectar las salas del hospital con cloro y posteriormente desinfectar la ropa de cama, lo cual suscitaba la cólera o la ironía de sus colegas. Hoy día se ha creado mucha conciencia en torno a la higiene en los hospitales y clínicas pero aún queda un largo camino por recorrer especialmente en los países subdesarrollados como nosotros, donde aparecen médicos que desconocen la importancia de la asepsia en los procedimientos quirúrgicos.